Como estudiantes, lo natural es que al iniciar el curso de nuestro programa de pregrado deseemos iniciar con el análisis de los contenidos específicos del oficio al elegimos para dedicarle el resto de nuestra vida, sin embargo, eso no significa que ‘casarnos’ con ese campo nos impida tener conocimiento sobre otras ramas, pues en pleno siglo XXI, las exigencias del mundo laboral son cada vez mayores, y contrario a lo que se cree lo que requieren las empresas son lo que coloquialmente podríamos definir como “gente buena, buena gente”.
Para lograr ese estado profesional, se requiere más que ser políglota y más que tener dominio de las herramientas tecnológicas o haber ido de intercambio académico a una nación que sea potencia mundial, se necesita regresar a lo básico y poner cuidado a tareas tan simples como saber tratar a los demás, escribir una nota correctamente, sin errores ortográficos ni gramáticos y lo más importante, saber llevar en orden nuestra propia vida.